Mañana, cuando el dÍa comienza a dar paso a las sombras, será la Nochebuena, la única noche con un poco de fantasÍa y en que la humanidad se acuerda de los niños conmemorando el nacimiento de Cristo. En nuestra ciudad la primera autoridad gubernativa ha querido darles a los niños desamparados una noche buena con algo para comer y con algo para jugar.
Todos quisiéramos que estas noches se sucedieran unas a otras porque el niño, y especialmente el niño pobre, merece nuestra especialÍsima atención. Sin embargo, a pesar de lo adelantado de la civilización, aún permanecemos con siglos de atraso con respecto a la infancia. Só elo en una noche como la de mañana les ofrecemos nuestro cuidado.
Juguetes y pan de pascua esa noche, ¿y? … ¿Y mañana qué? Mañana lo de siempre. A buscar el pan a la calle, a robarlo si es preciso, porque hay que comer. A enfrentarse de narices cadadÍa con la miseria, llevando a cuestas el estómago y unos cuantos trapos caÍdos.
Nochebuena es una excelente noche para ir meditando sobre lo poco que damos a los niños; que hay mayores deseos de llenar de cañones todos los ámbitos de la tierra que procurarles un futuro brillante. HabrÍa que preguntar, ¿cuánto gastan las naciones del planeta en su presupuesto anual, en los ministerios de guerra y de defensa? Con una sola cuarta parte no habrÍa ni un solo niño desamparado en la Tierra.