El domingo fue un dÍa que se recordará por mucho tiempo en la polÍtica nacional. Una izquierda auténtica, vigorosa, con dos de sus partidos a la cabeza —el Comunista y el Socialista— avanza inexorablemente hacia el éxito definitivo. Y no puede ser de otra manera.

La evolución del hombre es una ley a la cual es imposible ponerle atajos de ninguna especie. Porque es irrisorio que se pretenda demostrar que con $ 115 pueda comprarse algo que cuesta $ 136 o $ 147. ¿Es una manera de solucionar los problemas de Chile congelar los sueldos y salarios? SÍ. Ahora, si se rebajan los sueldos y salarios en un 50%, la solución es más rápida todavÍa.

La izquierda, la legÍtima izquierda que se ha ubicado en los bancos de la oposición más encarnizada, estima simplemente que no es esa la solución adecuada. Es injusto que se cargue la mano a las clases trabajadoras. Debe apretarse a los grandes monopolios, a las grandes compañÍas anónimas, a los grandes latifundios, a las empresas extranjeras que tienen en sus manos casi toda la economÍa del paÍs. Son ellos, los poderosos, los que deben dar su parte para arreglar este naipe económico social y no los que pasan al tres y al cuatro.

Esta situación es la que ha hecho producir un voto opuesto al régimen, siendo la manifestación más concreta del malestar de las clases trabajadoras por la actual polÍtica del Supremo Gobierno.

Si observáramos la situación de los elegidos por O’Higgins y Colchagua, llegarÍamos a una conclusión bien clara: hay repudio del pueblo por el estado en que se encuentra frente al Gobierno. Veamos en los senadores: tres por dos, Baltazar, Salomón y Hermes contra Bulnes y Jaramillo. Ahora, si tomamos en cuenta la primera mayorÍa de don Balta, el asunto se pone cada vez más espinudo para el Gobierno.

En Argentina pasó algo parecido. Un radicalismo de derecha, con un Frondizi entregado por entero al imperialismo yanqui, es repudiado por todo el pueblo argentino en una elección complementaria. Es que en América la antorcha que dejóncendida Fidel Castro es demasiado luminosa para que con unos cuantos dó elares nos dejen tranquilos, mientras somos explotados hasta la médula de los huesos.

Todas las fuentes de producción deben estar en manos del Estado. Debemos hacer una auténtica reforma agraria que permita una producción más de acuerdo con nuestras necesidades. Esto es lo que quiere la izquierda de Chile, y esto es lo que pide ahora que ha logrado un triunfo sin precedentes en la historia de Chile.

Colchagua ha obtenido más votos izquierdistas ahora que en las elecciones presidenciales con Salvador Allende. Y esto nadie lo creÍa. Está bien ya que queden convencidos que esta provincia pasa de ser una de las más reaccionarias, como se le catalogaba con pena, a una de las más progresistas del paÍs.

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