Ahora resulta que los “camaradas” han lanzado un segundo astronauta al espacio, que se dio el lujo de dar diecisiete y media vueltas durante 25 horas, siete y media de las cuales las durmió como si estuviera en su propia casa.
TodavÍa queda alguien por ahÍ, amarillo de envidia, que no le da importancia a la cuestión y sigue sosteniendo que deben haber echado al piloto amenazado con una ametralladora. Esto demuestra por qué los imbéciles no se terminan asÍ no más de la faz de nuestro planeta.
Pero hay alguien más sesudo que sÍ acepta la hazaña como legÍtima, pero que esto no demuestra la superioridad del sistema soviético. A lo mejor todavÍa supone que ciertos sabios alemanes secretos, de la Segunda Guerra Mundial, son los que han producido tan inmenso adelanto. Y esto nos parece otro grande error, una espantosa miopÍa que, a estas alturas, resulta ridÍcula.
La Unión Soviética ha anunciado que, en la generación actual, seremos testigos de la alborada del comunismo, etapa a la cual se inclina vertiginosamente en la patria de los trabajadores. Entonces, el amarillo de la envidia se convierte en el celeste de la angustia, en todos aquellos que gozan de las prerrogativas del actual sistema en base a la explotación del hombre, de su miseria y de su hambre.
Tan seria será la cosa que en Punta del Este prometen miles de millones de pesos para los sobrinos de América Latina, poniendo el acento, aunque sea por fuera, de la absurda tenencia de la tierra en este continente y en otros cuantos demases que llenan páginas de páginas de los diarios. Lamentablemente el Che Guevara les puso las peras a cuatro y les dijo sencillamente que, para salir de su subdesarrollo, un paÍs deberÍa conquistar su propia soberanÍa, su pleno desarrollo económico, lo que significa la nacionalización de sus productos, efectiva reforma agraria, una patada en los traseros a los monopolios.
AsÍ está la cosa. Cada vez más cerca. Después de la larga noche viene la alborada. Nos preparamos para recibirla, luchando para apresurarla. Cuando llegue seremos invencibles.