Bueno… ¿y qué mas? … ¿Cacharon? El pueblo trabajador. Los que a punta de sudor y esfuerzo construyen Chile están con el Gobierno popular, con el compañero Presidente Salvador Allende, con la Unidad Popular. Ahora, a dejar gobernar y no joder más, porque finalmente a los trabajadores se les puede acabar la paciencia.

Santiago se atascó el martes pasado. En todas partes: en el centro, en la Alameda y ni Batman era capaz de romper esa tremenda muralla humada que se formó por cuadras y cuadras, por detrás y por delante del escenario monumental desde donde habló el compañero.

Es cierto que no estaban todos. No estaban las viejujas enguantadas con anillos, collares y etc., con sus empleadas domésticas. No estaban los viejos guatones que no le trabajan un dÍa a nadie gozando de los últimos privilegios que les van quedando. Tampoco estaban los gerentes de empresas privadas. Ni estaban los lambe-pata, ni los desclasados, ni los vendidos a los traidores de dentro y de fuera. Tampoco estaban los tontos lesos que todavÍa creen que esta disyuntiva es como estar con el Magallanes o con el Colo-Colo.

Por supuesto que tampoco estaban los tarados, los fallos al cerebelo. Por supuesto que no se hicieron presentes los del Partido Nacional y los de la Democracia Radical, ni tampoco los momiachos de la Democracia Cristiana. No fue ninguno de aquellos para los cuales primero está su bolsillo y después la patria, si es que la patria tiene algún sentido para ellos que no sea el lugar mejor para explotar a los demás. No podÍan estar los fariseos, ni los comerciantes inescrupulosos, ni los banqueros de ayer, sediciosos de hoy.

No pudieron ir los fascistas que sueñan con Hitler y Mussolini, ni los latifundistas que tuvieron que entregar la tierra a los campesinos, ni los monopolistas cuyas industrias fueron estatizadas a beneficio del pueblo, ni el ejército de chupa-medias de las compañÍas del cobre con cuentas en dó elares en los bancos de Estados Unidos. Tampoco fueron a la Marcha de la Patria los patudos libertinos de Patria y Libertad, porque ellos están comprometidos con la oligarquÍa y el imperialismo. Como puede apreciarse, faltaron muchos.

Pero muchos y muchos más fueron los trabajadores. Los que no usan colonia ni perfume, ni pantalones pata de elefante. Muchos más fueron las mujeres con los dedos pelados de anillos, sin guantes y sin alhajas. Muchos fueron los estudiantes que cantando y gritando atronaron las calles de la capital. Muchos más fueron los empleados, los que deben usar ese aparato que se llama corbata, pero que están incorporados a la lucha por la nueva patria.

La cosa más clara no puede ser, asÍ que a echar las barbas en remojo y a dejar gobernar. Ahora ¡punto! Y a trabajar duro para que sigamos construyendo el Chile nuevo.

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