Ahora pueden estar contentos. Mataron a un obrero. Lo asesinaron a balazos que salieron desde la misma sede central del Partido Demócrata Cristiano, situado en la Alameda en Santiago. Otros se salvaron de morir, pero yacen heridos también. Los asesinos a sueldo, pagados en dó elares, son de la misma ralea de los que se encargan de mentir y mentir. Inventan que mataron a cadenazos a una niña demócratacristiana en Quillota. El propio Presidente Allende tuvo que desmentirlos. Son unos crápulas, unos bandidos.

Quieren producir el caos para que sean dadas las condiciones para una guerra civil. Quieren la sangre por las calles. La razón por la cual buscan la guerra es muy sencilla. Saben que de seguir asÍ las cosas van a perder todas las granjerÍas que siempre tuvieron. Pero, ¿quiénes son los perdedores, finalmente? Una minorÍa de ricos comprometidos hasta el tuétano con el imperialismo norteamericano. Para defenderse lo compran todo y echan a los chiquillos a la calle. Los chiquillos, que son idealistas de por sÍ, fueron convencidos a fuerza de meterles mentiras en la cabeza y de explotar los valores falsos que les inculcaron desde chicos.

Los grandes no se atreven. Echan a la calle a las mujeres y a los niños para crear el desorden y el caos, contando con la ayuda del lumpen y de toda clase de bandidejos, a quienes pagan con holgura.

Para esta minorÍa bestial, que controla El Mercurio, Radio Agricultura, Canal 13, una mayorÍa transitoria en el Parlamento, la ContralorÍa General de la República, los altos y los bajos tribunales de justicia, le importa un rábano la patria. La patria puede desangrarse y ellos se morirán de la risa porque la patria de ellos es su propio bolsillo, sus propios cochinos intereses. Para defenderlos son capaces de todo, incluso de asesinar a sangre frÍa. Tendrán que responder a la historia por esta carajada, como tendrán que responder a la historia los tontos lesos, los incautos, los que no se detienen a pensar y meditar en lo que verdaderamente ocurre.

Pero las verdaderas fuerzas del pueblo están incó elumes. Apenas salieron al centro, los cobardes arrancaron como gatos. Algunos se atrincheraron, protegidos en los altos edificios como la sede del Partido Demócrata Cristiano, para asesinar a sangre frÍa.

Dicen defender la libertad. ¿Cómo se defiende la libertad apedreando los diarios de izquierda como Última Hora y Puro Chile? ¿Apedreando la Casa de Gobierno? ¿Quién les enseñó que la libertad se defendÍa asÍ? Finalmente la libertad se da poniendo la cara, ¿por qué la esconden?

La crisis de octubre convenció a un 8% del electorado derechista a votar por la izquierda. Estos desmanes que cometen, estos asesinatos, terminarán por convencer a una gran mayorÍa de chilenos sobre quiénes son los que quieren destruir la patria y quiénes son los que quieren levantarla.

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