La tarea principalÍsima en este momento es una buena distribución de los artÍculos de consumo. Es una tarea revolucionaria que tenemos que cumplir de la mejor manera, por cuanto la momierÍa aprovecha cualquier descuido, cualquier resquicio para atornillar al revés.
La experiencia de Chimbarongo hay que tomarla en cuenta. Se envÍan 1.500 kilos de azúcar, pero en bolsas poco adecuadas y en la hora postrera. En otros lugares o barrios las JAP reparten números, pero al más mÍnimo error los momiachos arman el escándalo.
Concretamente, si un almacén de barrio recibe una cantidad determinada de azúcar para repartirla, luego que la JAP ha realizado las encuestas y entregado números para retirarla, no hay que tirarse al dulce. Si usted agarra un kilo demás, sepa que ese kilo va a estar faltando en otra parte, a otra familia, a otros niños para que tomen once o desayuno. Hay que hacer conciencia sobre esta materia. Es cierto que los pobres no tenemos dinero con que acaparar en la casa pero, si cada uno de nosotros se hace el vivo con un kilito más de azúcar del que nos corresponde, entonces vamos a provocar un caos, por cuanto somos muchos los pobres.
Hay comerciantes que están haciendo las cosas sin chuecuras y están trabajando bien. Si están siendo controlados, no hay problema. El problema, sin embargo, es efectuar el control, por cuanto hay algunos comerciantes que no juegan derecho y se aprovechan para hacer embarradas.
Las JAP deben hacer saber a la comunidad la cantidad de mercaderÍa, en este caso azúcar, que recibe cada almacén de barrio para que los pobladores y vecinos no metan las patas y no exijan más de lo que hay, pero sÍ exigir lo que el almacenero ha recibido. Los números son un buen sistema. Si cada almacén va a atender, por ejemplo, cuatrocientas familias y recibe cuatrocientos kilos de azúcar, tocan por cabeza un kilo y como llevarán su numerito en la mano no se pueden avivar. Los momios le tienen bronca a estos numeritos porque no les permite acaparar, ya que ellos tienen plata para comprar todos los kilos de azúcar que se les ocurra. Por supuesto que mandan a comprar, ellos no van. Entonces hay que poner ojo: no permitir las chuecuras y no andar metiendo las patas.
Hay que tomar contacto con las JAP, que deben informar la cantidad de mercaderÍas que llegan por almacén y equitativamente entregar los números. Las encuestas dan el número de personas por familia y hay que entender que donde hay más gente se necesitan más artÍculos.
Recalcamos en que si debemos luchar por exigir nuestros derechos, también debemos hacer conciencia para no andar agarrando tajaditas en beneficio propio.