El cuerpo edilicio hizo crisis. En la pintarrajeada casa de los alcaldes algo huele a porqueriza. Ante la falta de recursos económicos, ante la anatomÍa esquelética de la tristÍsima producción y desenvolvimiento de la comuna, los regidores han puesto la mano sobre el tintero, no para escribir sino para lanzarlo a la cara de sus camaradas ediles.
Es igual que cuando, “por quitarme allá estas pajas”, el marido le zumba a la mujer y a los chiquillos porque los problemas económicos rompen los nervios y la histeria es como una yegua enloquecida que cabalga tendida por la sangre. Es la desesperación. Es la angustia.
En estos casos, só elo serenidad. Es el gran remedio. Sereno se piensa mejor. Se calcula con más habilidad. Se logra un plan de organización que tienda a terminar con la crisis. Y hablando en plata, dejémosnos de tonteras y agarremos el timón con fuerza para enmendar el rumbo definitivamente.
Son soluciones de fondo las que se precisan. La Ilustre Municipalidad de San Fernando necesita recursos, y ésta no los tiene. Unas cuantas migajas más, otras cuantas migajas menos, una mayorÍa más, una mayorÍa menos, no le saca ni le pone nada. Lo que falta es aunar todos los esfuerzos. Lo que falta es que la Ilustre levante la bandera de lucha para que toda la comuna de San Fernando, acompañada por toda la provincia, dé la gran batalla para el impuesto al tabaco, una solución de fondo que terminarÍa con gran parte de nuestros problemas elementales.
Para ello, previamente, habrá que desnudarse. Mostrar todas las costras, todas las taras. Hacer una exposición de todas nuestras miserias y necesidades. Exhibir el estado auténtico de nuestra pobreza. Para ello, un cabildo abierto donde todas las fuerzas vivas de la provincia estén representadas. El resumen de este movimiento histórico para nuestra ciudad mostrará las conclusiones precisas y entonces sÍ que la bandera del impuesto al tabaco será entendida.
¿Cuánto necesitamos para pavimentar las calles de San Fernando y especialmente las de nuestros barrios populares, que se mantienen igual que en el siglo pasado? ¿Cuánto para levantar canchas y estadios populares? ¿Cuánto para dotar de alcantarillado y luz eléctrica? ¿Cuánto para la Biblioteca Municipal y la Casa de la Cultura? ¿Cuánto para la Casa del Deporte? ¿Cuánto para jardines y plazas infantiles? ¿Cuánto para poblaciones municipales, ya que los obreros de la Corporación viven en pocilgas? ¿Cuánto para un buen servicio de baños públicos, que permita su funcionamiento diario y permanente? ¿Cuánto para terminar el mercado? ¿Cuánto para terminar el estadio municipal, dotándolo de cancha de básquetbol, tenis, piscina, nuevas tribunas y galerÍas, baños y camarines? ¿Cuánto para plazas populares? ¿Cuánto para hacer de la avenida JunÍn una avenida de maravillas, pavimentada, con jardines, transformándola en el paseo público más hermoso de San Fernando? ¿Cuánto para socorrer Puente Negro, Roma, Agua Buena, Angostura? ¿Cuánto para hacer de Puente Negro un balneario de atracción que hierva de turistas? Y cuando se habla de los pueblos de los alrededores para auxiliarlos es decir llevarles más luz, agua potable, policlÍnicos, arreglo de veredas y calles, etc., etc.
A escuchar estas cosas es que vamos a ir el 22 a la Ilustre Municipalidad a las cinco de la tarde.