La Ley don Balta, que logró unificar al Congreso para destinar tres mil millones de pesos de la Ley del Cobre para pavimentar el camino de San Fernando a Pichilemu y un muelle pesquero en este último lugar, tuvo una réplica injusta de parte del Supremo Gobierno, que rebajó la cuota a dos mil millones de pesos, arrebatando a la abandonada provincia de Colchagua un millón de escudos.
Este escamoteo significa, lisa y llanamente, un pavimento de inferior calidad al presupuestado originalmente por el Congreso Nacional. Será un pavimento al estilo del Longitudinal que, como es sabido, es de pésima calidad. Esto queda demostrado en el oficio que envÍa Vialidad a la Intendencia, en el cual le hace saber que, además de no existir los materiales y elementos necesarios para arreglar el Longitudinal de Polonia a Chimbarongo, se necesitan cinco mil millones de pesos, más del doble de lo que el Ejecutivo quiere dejar para Colchagua. ¿Qué sucederá cuando el mal pavimento que se pretende dar a nuestro camino al interior se eche a perder como el de Polonia a Chimbarongo? Que gastaremos más de lo que nos costó, tal como dijo don Balta en su declaración por la emisora local.
Toda la provincia debe pelear estos mil millones de pesos que se nos quiere escamotear. Para colmo, quedó dicho que si hay complicaciones con el muelle pesquero éste no se construirá, y los 200 millones presupuestados se invertirán en otros adelantos. Un chao a una de las obras de progreso más adelantadas en nuestra provincia.
Nuestros parlamentarios tienen el deber de no aceptar bajo ningún punto de vista este escamoteo. Si ha de construirse algo, que se construya bien, de lo contrario pagaremos después las consecuencias.
Colchagua necesita de un progreso de esta naturaleza. Estamos abandonados desde hace docenas y docenas de años. Ha llegado don Balta y ha dado el gran golpe de progreso, aprobado por el Congreso Nacional. La conformidad de aquello: más vale poco que nada, suena a traición. No dejemos escapar esta gran conquista para nuestra provincia. Unámosnos todos en un gran movimiento para que el Congreso no acepte la modificación.
Vamos a ver la estatura parlamentaria de nuestra representación en esta prueba de fuego. Hay que luchar por ese millón de escudos contra viento y marea. Es el deber de nuestras autoridades y de todo el pueblo en general, que unido y combativo puede quebrarle la mano a quienes pretenden restar progreso a esta gran obra de adelanto que se ha llamado Ley don Balta, y que en cincuenta años es lo más grandioso que se haya hecho en nuestra aporreada provincia.