El Guerrillero reunión su redacción, alrededor de una gran mesa redonda, a pobladores del campamento Pablo Neruda y del Tropezón que se tomaron un sitio, formando el campamento Por la Razón o la Fuerza. Se invitó, además, a los regidores del Partido Comunista Segundo Correa y José Figueroa. Asistió además, especialmente invitado, el intendente subrogante Juan Madariaga.
La reunión se efectuó con el propósito de aclarar a La Región y a su inefable director, más conocido como el Cara de Pichula, quienes se han dedicado a inventar las truculencias más extrañas con el único fin de desprestigiar a los pobladores, por un lado, y a las autoridades de Gobierno y municipales, por el otro.
Concretamente, el intendente aclaró que no se le ha quitado ninguna mediagua a la Pablo Neruda para enviarla al Tropezón, que esta era una falsedad del pasquÍn. Los regidores establecieron delante de los pobladores que ninguno de ellos se ha tomado nada, que el Partido, ante los hechos consumados, los ha destinado a ayudar a los pobladores a conseguir soluciones y punto.
Los pobladores declararon que no ha sido llevada ninguna mediagua de Neruda al Tropezón. Es decir, todo lo que dijo el Cara de Cualquier Cosa son falsedades del porte de un buque. Se le ha desmentido por radio, ahora le desmentimos escrito. Pero dará igual. La Región se puso amarilla. No puede demostrar ninguna de sus mentiras. Está cayendo en el peor libertinaje periodÍstico de que se tenga historia en esta ciudad y en esta provincia. Se ha podrido y prostituido hasta los huesos. Cada vez que lanza sus calumnias son desmentidas y después calla, como quien dice “me pillaron, asÍ que ahora cierro el pico”.
Y esto es lamentable. Se perdió toda seriedad para discutir materias importantes. Los trabajadores están aprendiendo a qué han recurrido los fenicios. Ya no les queda otra alternativa en su prensa que mentir, mentir y mentir. No son capaces de hacer otra cosa.
Antiguamente, cuando el periodismo florecÍa en La Región de don Ramón Morales, un desmentido provocaba verdadero pánico. Se hacÍan esfuerzos increÍbles para demostrar la verdad o finalmente se pedÍan disculpas. Pero el Cara de Pichula no hace ninguna de las dos cosas. Como no puede demostrar que la mentira es verdad, se queda callado, y como no puede confesar que le están pagando para que mienta, mantiene el silencio.
¿Quién le cree a La Región? Ni siquiera los habitúes del Hotel Marcano.