Lentamente pero con paso seguro, siguiendo un camino trazado con lÍneas indelebles camina San Fernando, como haciendo honor a ese eslogan de capitanes que se ha hecho tan popular: “No temas ir despacio, só elo teme no avanzar”.

A pesar que la frasecita se hizo para conformar a todo el mundo, tendremos que asirnos de ella para poder decir que estamos progresando. Es que en verdad estamos logrando un adelanto que nos llena de entusiasmo. Hay hombres inquietos y decididos a darle una nueva cara a esta tradicional ciudad.

Tenemos el caso de Vicente MartÍnez Conde quien, a fuerza de entusiasmo y capacidad progresiva, hizo realidad un viejo anhelo de muchos: un servicentro al norte de la ciudad. Pero no uno más, como cualquier otro, sino uno con amplias perspectivas para el futuro. La moderna construcción, el buen gusto y el orden se pusieron de acuerdo para lograr una hermosa realidad.

El servicentro en cuestión, además de poseer todo lo correspondiente a su instalación, cuenta con un excelente galpón de exposiciones y con un casino que, en verdad, merece capÍtulo aparte.

Tal vez una de las buenas iniciativas del señor MartÍnez Conde fue entregar en concesión tal casino a un hombre como Manuel Marañón, quien tiene un amplio sentido del progreso, lo que indudablemente asegura el éxito de su funcionamiento.

Ahora, si tomamos en cuenta que el servicentro está inmediatamente al lado del Club Aéreo, que muy pronto contará con una moderna piscina, podremos imaginarnos el futuro que tendrá ese hermoso lugar a só elo dos kilómetros de San Fernando.

De todo nos sentimos ampliamente satisfechos, porque allÍ hay manos y cerebros netamente sanfernandinos, sin que hubiera necesidad de gente extraña. Esto es halagador y prometedor para el porvenir de la tradicional ciudad del guerrillero.

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