Bien. Pasaron las elecciones. La Unidad Popular y el Gobierno Popular recibieron en Colchagua, y a través de todo Chile, un respaldo que ni se soñaban los especuladores, lo que significa que vamos bien. Só elo que ahora hay que doblar los esfuerzos para continuar con fuerza en la lucha, combatiendo por un Chile nuevo y cuidando la unidad como la piedra angular para seguir avanzando. Es la hora de no transar y caminar con firmeza hacia el futuro.
El problema más grave que se avecina a la provincia de Colchagua es el invierno, que según los entendidos será cruento, sin misericordia, con torrenciales lluvias y temporales a granel. Nuevamente los rÍos y canales se van a desbordar y, como siempre, serán los pobres los que pagarán el pato. Ésta es una razón muy grande para que comencemos a apechugar de inmediato, viendo todas las posibilidades de hacer frente a los rÍos cuando desborden por exceso de aguas.
Pese a todo lo que se ha hecho, como el muro que defiende a las poblaciones Santa Elena, San Ramón, José Miguel Carrera, Emergencia y Cardenal Caro, o como la erradicación de cientos de familias de lugares inhóspitos y de fácil deterioro por causas de las lluvias a la Población 26 de Julio, es preciso enfrentar con decisión problemas de desborde que perjudicarán a la Población 18 de Septiembre y otras poblaciones a lo largo y ancho de la provincia.
Para los últimos temporales, como se recordará, vino hasta San Fernando el Ministro del Interior Jaime Suárez, por aquel tiempo, quien dio el visto bueno para que la provincia fuera declarada zona de emergencia. Esto significó una gran cantidad de dinero para Colchagua a cargo de los fondos del 2%. Los dineros están en camino. Hay que apurarlos, remecerlos o gritarlos. Pero deben llegar, porque es preciso adquirir madera, techos, clavos, mediaguas, fondos para maquinaria pesada con que abrir cauce a los rÍos, etc.
Es importante que se recurra no só elo al erario nacional para la solución de estos graves problemas. Es importante repetir esas verdaderas hazañas que se hicieron en los dos años recientemente pasados en que el Gobierno interior pudo interesar a los trabajadores en participar masivamente en la solución de sus propios problemas.
No olvidemos, por ejemplo, la participación popular y masiva de los trabajadores en la instalación de la Población 26 de Julio. AllÍ, los propios obreros y pobladores tomaron la pala, el chuzo, el serrucho, el martillo, y levantaron con sus propias manos una nueva población con la ayuda y la orientación necesaria que les dio el Gobierno interior con sus reparticiones públicas. Lo mismo debe hacerse ahora. Integrar a los trabajadores en la solución de estos problemas. No esperemos que el agua nos llegue al cuello para trasladar los damnificados a las escuelas. Enfrentemos ahora mismo lo que se avecina, citando primeramente al Comité de Emergencia y tomando las medidas que sean necesarias.